¿Cuántas veces habremos sentido esas mariposas dentro de nuestro estómago?
Domingo salgo pronto de
amotonamiento 2015 en Ulldemolins para dirigirme a casa y acabar con los
preparativos de la salida de la Recalling Dakar.
Las Continental TKC80 me hacen
sudar la gota gorda en curva, su imprecisión me impide disfrutar de la
carretera y la rueda trasera desliza, la delantera, no ofrece mucha seguridad. El
contratiempo de la ruedas queda en segundo plano si hablo del motor de arranque,
falla, y a eso hay que sumarle que el chivato del ABS salta en alguna ocasión
marcando error, imagino, que debido a una mala lectura producida por las ruedas
de tacos. O eso espero.
Son varios los que me dicen que
así no debería ir por África, por el contrario, David, me dice que mire el
tutorial para desmontar el motor de arranque y que tire. La verdad es que
intento sacarle hierro al asunto, me voy, pase lo que pase me voy, y por dentro
me encomiendo al conjuro de Ana Hatun mientras repito las palabras de Charly
Sinewan, todo va a salir bien, o todo va a ir bien, dios. ¿Cómo era?
Una vez lo tengo todo presentado en el comedor me doy
cuenta que nada va donde tiene que ir convirtiendo la famosa lista del
ordenamiento en un entretenimiento de la época, al final, me veo obligado a
cargar en exceso el baúl de Shad porque las bolsas de Oasisand van a reventar.
Termino pronto de cargar la moto y
me dispongo a comer cuando me doy cuenta de que estoy solo en casa. Los niños
están pasando el fin de semana con su tía mientras Lorena está acabando su
maratoniana semana de trabajo. Las dos últimas semanas han pasado volando y
siento que no he tenido tiempo de compartir nada con los niños. Las mariposas
que aparecían antes de cada viaje brillan por su ausencia mientras que la
angustia tapa la boca de mi estómago. Una sensación de ahogo me invade y no soy
capaz de tranquilizarme, hasta ahora todo había sido normal, sin nervios y con mucha
cabeza. Ahora, me asaltan mil dudas.
Al fin llegan los niños y los
abrazo hasta que el mayor me suelta un… Papa, es el cuarto abrazo que me das en
cinco minutos, me ahogas. ¿Jugamos a la play?
Más tarde llega Lorena, y con la
sensación asquerosa de quien está haciendo algo que no debe fruto de los
estereotipos sociales me monto en la moto, me despido de todos, y me voy. Pero
esta vez siento que es diferente a las otras, algo va mal porque me veo como un
vil atracador que huye como un cerdo del lugar de los hechos, y eso que en casa
está todo hablado. No engaño a nadie si digo que los comentarios de algunos
amigos, familiares o conocidos han estado a punto de hacer mella en mí y en
este viaje.
En Barcelona me espera Javi, un
amigo al que no veo desde hace tiempo, sus preguntas sobre la seguridad de ir
solo o el tipo de viaje que voy a realizar no me ayudan demasiado, pero
entiendo que todo el mundo tenga la misma impresión por lo que respondo una a
una y de forma pausada.
Al fin aparece Olga Ferro. Y lo anhelaba,
no quería ver ni saber de nadie más en ese momento, Javi se despide y me quedo
con ella, a solas. Nos sentamos en la terraza y nos tomamos dos birras y un
bocata de jamón y, pronto llegan las risas, los chafardeos y los cotilleos que
nos recuerdan que el mundo del viajero en moto huele mal, que está lleno de
envidias y demasiadas tonterías.
Reafirmamos algo que está por
encima de todo, nuestra amistad, y mientras tanto aparece por la terraza Vitin
(Vitin World Tour) y sus risas. Un tío que después de quedarse en paro se lanza el próximo mes de mayo
a dar la vuelta al mundo en moto. Un tío normal, de la risa, amigo de sus
amigos, y que sabe aprovechar y ver la parte positiva de los problemas que le
presenta la vida. Y es que al fin y al cabo todo se reduce a cómo eres o cómo
te comportas en el día a día, más, mucho más importante, de lo que haces, has
hecho o eres puntualmente en moto. Como dicen por allá, siembra tal y recogerás
pascual.
Por cómo sois siempre, y solo por
eso, Olga, Vitin, os agradezco enormemente que me acompañarais en Barcelona.
Y mientras seguíamos de charla me
di cuenta que la cola de coches para el embarque había desaparecido, ves que
bien, pensé, ya no tengo que hacer cola.
- Vitin o Olga... ¿Que hora es?
- Las 23:19...
- ¡Ostia que no embarcas!
- ¡Mierda!
Recordaré este inicio de viaje como
el peor que he vivido. Pero por suerte, al final del inicio y ante la portalada
del ferry mi estomago empezó a sentir algo raro, una sensación que me era
familiar y me recordaba a…
Al fin aparecieron en mi
estómago, y es que estaban esperándome en el mar.
Disfruta, cada viaje es único!!! Nos vemos a la vuelta y compartiremos Africa unos días...
ResponderEliminarLa familia es lo que tiene Alex, tu cuidadito y al lio... (entre tu y yo....yo si que hubiese ido con alguien)
ResponderEliminarMe ha encantado. Tu tranqui que lo bueno empieza ahora y ya veras que tiene que pasar mucho tiempo para pensar en la familia. Cuantoctiempo vas a estar viajando?
ResponderEliminarEn 2015 ya poco... jajajaja. Ahora hay que pensar ya en 2016. Un saludo
EliminarAdelante Alex.
ResponderEliminarEn cuanto a lo que digan, recuerda que el juez del hombre es su conciencia. No te prives de hacer lo que consideras que está bién, de vivir tu vida.
Emilio, está claro, y soy de los que siempre he defendido el uso de la moto con cabeza y respeto. Yo no doy la vuelta al mundo por lo que voy marcado por días, etapas y kilómetros, tampoco tengo a nadie detrás, y es por eso, que hay que valorar muy bien las opciones sus pros y contras. Al final, decidí abandonar consciente de que no era la opción más popular, pero si la más sensata.
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